Quienes usan la voz como herramienta de trabajo, es especial los locutores, tienen que cuidarla. El abuso puede llevar a males que, tratados, tienen solución.
La voz humana es más frágil de lo que parece. Ante un esfuerzo, un descuido o el abuso, se quebranta y sufre el cansancio, como sucede con el resto del cuerpo.
Quienes la utilizan como instrumento de trabajo debieran saber que el habla también necesita horas de sueño y descanso para reponerse de la vorágine del día.
La fonastenia o más conocida como fatiga vocal aparece, en estos tiempos como un problema de fácil resolución, siempre y cuando se tomen los recaudos necesarios. Se trata de una de las patologías vocales más comunes que padecen con bastante frecuencia los profesionales que utilizan permanentemente la voz, locutores y cantantes, en particular, pero también, por ejemplo, los docentes que hablan diariamente durante horas al frente de un curso, o telemarketers que lo hacen ante un teléfono? y, en menor medida, el resto de la gente. “Es el estado en que disminuye la fuerza vocal”, tal como definen los fonoaudiólogos. Para quienes la padecen, la gravedad no radica tanto en el problema en sí como en sus consecuencias respecto de la actividad que desarrollan.
Se acusa de responsables a la rutina, la ansiedad, la tensión nerviosa y a la falta de pausas adecuadas al hablar. También tienen influencia los ambientes ruidosos. Sea cual sea la causa, en algún momento la voz se resiente y se fatiga. Los signos son diversos y se manifiestan de modo distinto en cada persona.
María Cristina Ferrari, fonoaudióloga, docente, titular de la cátedra de Foniatría del Instituto Cosal, detalla los indicadores causales más frecuentes de fatiga vocal:
Resfríos o repetición.
Sequedad en la boca y en las vías respiratorias.
Ardor, picazón o dolor en la zona de las cuerdas vocales, que obligan a carraspear o a toser, generando efecto negativo.
Dolores y contracturas en la columna cervical.
Episodios esporádicos o frecuentes de disfonía (alteración de una o todas las cualidades vocales) o afonía (falta absoluta de la voz).
Tensión en el cuello al hablar y enrojeciento de la garganta.
Sensación de un cuerpo extraño en la garganta.
Variaciones en el tono de la voz (más agudo que grave).
Sensación de cansancio a nivel del cuello.
Agitación y cansancio general al final de la tarea.
Trastornos auditivos que impiden controlar la propia voz.
“Se puede afirmar que existen factores externos y personales que condicionan el estado de la voz”, sostiene la especialista, a la vez que remarca que “existen técnicas que ayudan a preservarla”.
Respiración inadecuada
La fonastenia o fatiga vocal proviene, en el 90% de los casos, de una respiración inadecuada. Comúnmente se habla durante la inspiración y se contraen los músculos del cuello en la expiración, lo cual es un error y un motivo de cansancio seguro. María Cristina Ferrari aconseja a sus alumnos y pacientes la técnica de la respiración costo-diafragmática, que consiste en “inspirar por la nariz y expirar por la boca, en forma de un soplo suave y prolongado”, indica.
Usar técnicas de relajación
La práctica progresiva de la relajación ayuda a eliminar tensiones y a lograr, al mismo tiempo, una fonación correcta. Después de una jornada ardua de trabajo, en que la voz ha sido la protagonista, el silencio será inevitable. Frente a esta situación hay que consultar al otorrinolaringólogo y prestar atención a los siguientes consejos:
No contener la respiración mientras se piensa lo que se va a decir.
Mantener la garganta relajada al empezar a hablar.
No usar frases más extensas que el ciclo respiratorio natural.
No tensionar el tórax, los hombros, el cuello y la garganta para inspirar o para emitir sonidos. El cuerpo debe mantenerse lo más alineado y relajado posible para que la respiración sea natural.
Evitar el abuso de sonidos no convencionales: silbidos, gruñidos, chillidos, imitación de ruidos de animales o de máquinas.
Evitar el cigarrillo e irritantes laríngeos, como el alcohol y el café, y los cambios bruscos de temperatura.
No exponerse a ambientes con aire acondicionado, calefacción exagerada o a ambientes cargados de humo.
Fuente: www.lagaceta.com.ar